Las grasas tienen bastante mala fama, más en esta época del año que viene acompañada por la llamada “operación bikini”, pero son fundamentales para el correcto funcionamiento de nuestro organismo.
Pero ¿qué son las grasas? Las grasas o lípidos incluyen un amplio grupo de compuestos que, junto a las proteínas y los hidratos de carbono, constituyen los macronutrientes, principales componentes estructurales de nuestras células.
¿Por qué son necesarias? Entre sus funciones, nos ayudan a absorber y transportar vitaminas liposolubles, a regular la temperatura corporal, protegen ciertos órganos, etc. También forman parte de nuestra estructura celular (en la membrana, por ejemplo) y de las hormonas esteroideas. Son nuestra principal fuente de energía, y al ser de absorción lenta, podemos reservarla y utilizarla cuando sea necesario. Además, hay lípidos que se consideran “ácidos grasos esenciales” para el organismo, como el ácido linoleico (omega- 6) o el linolénico (omega-3), cuya ausencia en la dieta en pequeñas cantidades puede derivar en ciertas enfermedades.
Existen diferentes tipos de grasas y es importante que la sepamos diferenciar. Comúnmente las denominamos “grasas buenas” y “grasas malas”, que varían por su composición química y por su efecto sobre el organismo.
En las “grasas malas” podemos incluir las grasas saturadas (que pueden ser consumidas en pequeñas cantidades) y las grasas hidrogenadas o grasas trans (sin aporte nutricional). Estas son las que aumentan el llamado colesterol malo (LDL). Las encontramos en alimentos de origen animal, en alimentos ultra procesados, en bollería industrial, comida rápida, etc.
Consideramos “grasas buenas” a los ácidos grasos insaturados, que a su vez de dividen en monoinsaturados y poliinsaturados. Estos se encuentran en alimentos como los Aceites de oliva y aceite de orujo de oliva, en los frutos secos, en semillas como las pipas de girasol, en la soja, el aguacate, pescado, etc.
Las grasas insaturadas son las mejores grasas según los expertos, y son mayoritariamente de origen vegetal. Estas nos aportan antioxidantes, son las aliadas perfectas del corazón, ya que reducen el colesterol y por tanto el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, y mejoran el transporte de las vitaminas A, D y E.
Para llevar una dieta saludable, se considera que el aporte graso debe estar entre el 20 y el 30% diario.
¿Cómo podemos utilizar las grasas vegetales en nuestras cocinas?
Dentro de las grasas monoinsaturadas se encuentran los aceites de oliva y de orujo de oliva, con gran aporte de ácido oleico. Estos, además de aportar las cualidades que hemos mencionado anteriormente, tienen muy buenas propiedades para frituras (aceites de orujo de oliva) y, por encima de todo, el excelente sabor que aporta en crudo a los alimentos el Aceite de oliva Virgen Extra.